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Vivir al estilo romántico

Quien ama lo romántico, desea un mundo mejor

Dar cera, pulir cera

Si has visto Karate Kid, seguro que recuerdas las míticas escenas de cómo entrenó el Señor Miyagi a Daniel LaRusso.

Primero le puso las cosas claras: yo enseño, tú aprendes. Yo digo, tú haces. Sin preguntas. ¿Hay trato? Y Daniel, claro, aceptó, ¡él quería aprender karate!

Vale, pues empezamos. Tu primera labor será limpiar todos esos coches de ahí, 😂 me parto, qué cara se le puso al chaval. 

Con la mano derecha das cera, con la izquierda pules la cera. Dar cera (círculo en el aire con la mano derecha) y pulir cera (otro círculo en el aire con la izquierda). 

Daniel intenta protestar pero Miyagi le recuerda el trato, tú quiere aprender karate: yo digo, tú haces. Sin preguntas.

El entrenamiento no se quedó en lavar los coches. Luego tuvo que lijar todo el suelo de madera. Derecha círculo, izquierda círculo. Después pintar la valla, pincelada arriba y pincelada abajo. Aliiiba, abaaajo. Y finalmente pintar la casa de lado a lado. Laaado, laaaado.

Hasta que Daniel explotó: ¡me prometió enseñarme karate y lo único que hago es trabajar como un gilip#llas!

Miyagi, siempre tranquilo, aguantó estoicamente las quejas y le enseñó al chico cómo aplicar al karate los movimientos aprendidos lavando, encerando, lijando y pintando. Y Daniel flipó. Él pensaba que no servía para nada todo lo que había hecho, pero de golpe, cambió su situación, cuando se vio haciendo karate del bueno.

Esta actitud, pero sin tener al Miyagi de turno apretándonos las clavijas, es la que deberíamos tener respecto a nuestro estilo de vida, el romántico. Y te lo voy a ilustrar con un ejemplo personal. 

Llevo toda mi vida siendo una romántica, y en qué parecía traducirse eso para muchos, pues en que si les reconocía mi condición de romántica, para ellos, era una floja y algo simple, porque, me gustaban ciertas películas sensibleras y ciertos libros de baja calidad e infumables.

Así de simple era para esos muchos cuando lo decía. Así que decidí ocultarme, meterme en mi crisálida y vivir mi romanticismo “pa” dentro, es decir, para mí sola, (y cuando digo sola, es sola, ni amigos, ni familia, ni siquiera mi marido)  y además con el miedo de que alguien descubriera mi secreto, y me convirtiera en objeto de burlas y desprecios.

Pero hace un par de años, no sé ni cómo ni por qué, supongo que me entró claustrofobia de llevar tanto tiempo en mi crisálida, decidí poco a poco, pasito a pasito, dando cera y puliendo cera, cambiar mi mundo, ser valiente y reconocerme como era, una “tía romántica”.

¿Y qué significaba eso “tía romántica”? pues es mucho más de que me gusten unas pelis sensibleras, y unos preciosos libros que hablan de amor y con su punto de sexo💋, qué también. Ser una “mujer romántica” es una forma, un estilo de vida: el romanticismo. Para la gente romántica, la sensibilidad, la amabilidad, la cordialidad, la gentileza y los sueños de una sociedad mejor, son los protagonistas.

¿Eso quiere decir que mi vida es un cuento de hadas? Por supuesto que no, pero me encantaría que lo fuera, y lucho a diario para que así sea. Y lo demuestro en tener claro que:

  • la humildad, en este mundo que nos ha tocado vivir del egocentrismo, no es un delito
  • la alegría, y la sonrisa 😁, deben estar presente cada minuto que pueda de mi vida (sé que en ocasiones es complicado, pero no dejo de intentarlo)
  • la naturalidad es un plus, porque el andar impostando es estresante
  • me gusta entregarme a otros y conseguir la calidez de su abrazo
  • quiero cuidar de mi planeta 🌎, sin postureos ni marketing, sino de corazón, dentro de lo que esté en mi mano.
  • quiero rodearme de cosas bonitas que me ayuden a reconocerme como romántica 💕 y femenina.

Pero si no hubiese hecho nada, si no me hubiese reconocido abiertamente como una persona romántica, y nunca hubiese tenido el valor de romper la crisálida, hacerlo público y llevarlo por bandera sin complejos, nunca hubiese podido estar donde estoy ahora, siendo feliz con mi forma de vida.

Nunca hubiese podido conseguir lo que he conseguido, dando cera y puliendo cera, piano piano, pasito a pasito, llegar a muchas mujeres, que ya cuentos por miles (graciasssss😘) a través de mis correos, intentando trasmitirles, que lo romántico mola, y por supuesto, intentar poner en sus rostros, después de leerme, una sonrisa.

En el fondo, me siento un poco Daniel LaRusso. Si no hubiese pulido cera, lijado suelo y pintado valla nada de esto hubiera pasado. 

Si, sin prisa pero sin pausa, no me hubiese animado a tener presencia en las redes sociales (mostrándome tal y como soy), si no me hubiese animado a montar mi blog, luego una web, luego una suscripción a mis emails.

Si no hubiese hecho nada, por salir de esa falsa posición de confort que me daba el ocultar mi personalidad, mi proyecto de llevar un toque romántico al mundo a través de mis emails, nunca se hubiera materializado, y nunca hubiera podido tener un contacto tan personal con todas mis suscriptoras, ni hubiera vivido este mágico y romántico momento.

Y sabes lo mejor, ¡Tú también puedes ser una Karate Girl con a tope de power 💪 romántico!❤️

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